Nada más salir a la calle me encuentro con una obra justo enfrente, realmente me siento como en casa.
Es algo como lo del Liceo, un edificio enorme vaciado por dentro. Ya veremos como queda. Lo que está claro es que se acabó la diversión, y así lo indica el cartel:
Realmente parezco tonto haciendo fotos a las señales.
¡Me encanta!